BOLETÍN PRENSA
MOTECUHZOMA II
Ópera en tres actos con sinfonía
En el Festival del Fuego Nuevo en Iztapalapa
“Esperar con deseo lo que ha de venir”
El próximo 10 de diciembre a las 19:00 horas, como parte del Festival del Fuego Nuevo en Iztapalapa, se presentará en Iztapalapa, al aire libre, la ópera Motecuhzoma II de Samuel Máynez sobre músicas de Antonio Vivaldi.
Estrenada en 1733 en Venecia, esta versión sobre Motecuhzoma II logra un mestizaje insólito en el que instrumentos mexicanos, danzantes ancestrales de Iztapalapa, el Circo Aztlán de Teotihuacan y caballos acompañan a cantantes y orquesta, con la dirección artística del cineasta Francisco Athié.
Una fuerte corriente histórica sostiene que el primer encuentro entre el gobernante tenochca y Hernán Cortés fue en el puente de Xoloco, en Iztapalapa, delegación gobernada por Clara Brugada que cuenta con un importante número de población nahuaparante.
La función será en el predio de la Pasión del Cerro de la Estrella, en el recién estrenado “Teatro Blanquito”, foro itinerante del Sistema de Teatros de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, convertido en esta ocasión en el Palacio de Axayácatl.
Motecuhzoma II fue la primera ópera europea sobre un personaje del Nuevo Mundo y permaneció perdida durante siglos. Los avatares de esta ópera son para Máynez un “festín detectivesco”:
El 14 de noviembre de 1733, en el modesto teatro Sant´Angelo de Venecia, Vivaldi estrena el dramma per musica Motezuma, basado en el libreto del cura Alvise Giusti, un engendro literario-musical que desconoce y banaliza la historia del antepenúltimo emperador mexica.
En 2002, el musicólogo Steffen Voss encuentra por azar una partitura maltrecha con los nombres de Giusti y Vivaldi, a la que le han arrancado porciones del principio y el final.
En los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, un tanque del Ejército Rojo pasa frente a un Castillo en Silesia, donde se topa con unos cofres atiborrados de partituras que deposita después en el derruido Conservatorio de Kiev.
Un vez que el dictamen del tribunal sobre los trofeos de guerra es favorable para los alemanes, los rusos son obligados a devolver el tesoro que ocultaron durante 57 años a su lugar de origen. En diciembre de 2001 un avión despega de Kiev para restituir el acervo a la reconstruida Sing-Akademie de Berlín; son recibidos con fuegos de artificio y champaña.
Para el libretista y violinista Samuel Máynez Champion inicia entonces el compromiso de rehacer esta obra sobre el derrrumbe del Imperio mexica refutando la visión eurocentrista de Giusti.
Su libreto, asesorado directamente por Miguel León Portilla, incorpora el náhuatl, el maya y el castellano del siglo XVI; y a la partitura vivaldiana le suma instrumentos musicales prehispánicos, que evocan la naturaleza exuberante.
El anuncio de esta Opera en Iztapalapa, única en el mundo por sus componentes artísticos y de redignificación de la memoria de México cumple con el objetivo de este histórico Festival: “esperar con deseo lo que ha de venir”.
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